Antes de ayer nos fuimos a comer con unos amigos. Son parejas de amigos con los que no nos solemos juntar mucho (las amigas sí, pero con parejas incluídas, nunca), así que la charla fue principalmente relacionada con contarnos sobre nuestras aficiones, actividades recientes y cosas que solemos hacer.
Uno de esos temas fueron nuestros viajes. Y como siempre nos pasa, recibimos las críticas cuando dijimos que viajamos por tierra con nuestras hijas. No sé si somos muy relajados, o nuestros amigos son muy cuidadosos, pero esto siempre nos sucede...Y es que cuando decimos que nos fuimos a conocer la Chiquitanía, siendo Belle una bebé de 7 meses, o cuando nos fuimos al Salar de Uyuni cuando Vale tenía 9 meses y un año y medio nos dicen que estamos locos... Obviamente, y ya lo dije antes, nadie dijo que era facil viajar con niños, pero al final del día, después de desempacar, de sacar la ropa sucia y de darnos cuenta de cuánto nos quemamos, o de ver que habiamos ensuciado el auto más por dentro que por fuera, queda el recuerdo de las maravillas que vivimos juntos, como familia.
No, no estamos locos. La travesía se complica (no lo voy a negar), teniendo niños en el viaje, pero es una complejidad hermosa, porque los paisajes los descubrimos juntos, hacemos que nuestras hijas descubran cosas que descubrimos con asombro nosotros mismos cuando fuimos niños, como la fauna, los hermosos colores de la vegetación, o la curiosa arquitectura de cada lugar.
Particularmente Belle es una admiradora declarada del Salar de Uyuni y considerando que siempre tiene la tendencia a aumentarle sal a su comida, no nos extrañó escucharla decir que quería bajarse del auto a lamer el piso. Incluso la encontramos buscando pedazos enormes de sal para meterlos en una bolsita que había llevado en el bolsillo exclusivamente para ello.
Y, no estamos locos... disfrutar de esto es difícil, pero no imposible y luego, las peripecias que uno pasa son olvidadas y queda en el recuerdo la cara de asombro de nuestros retoños ante las maravillas de la naturaleza por un cerro enorme con forma peculiar o por una mariposa nunca antes vista... Eso es lo que vale la pena.
Qué opinan ustedes?
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jueves, 19 de enero de 2012
jueves, 24 de noviembre de 2011
Equipaje para un fin de semana en el Trópico
Con la excusa de pasar un rato en familia, hace unas 2 o 3 semanas nos fuimos a Villa Tunari, suegros, cuñados y sobrinos incluidos.
Para quienes no saben, Villa Tunari se encuentra en la provincia Chapare, al este de la ciudad de Cochabamba, Bolivia. Es una población increíble, caracterizada por el clima tropical... no por nada es "El trópico cochabambino". Para nosotros, que la mayoría de las veces viajamos al altiplano, este cambio de paisaje fue maravilloso, pues el color que rodeaba la carretera era un verde completamente distinto a algún otro que podemos ver, incluso en la ciudad.
Como siempre nuestro equipaje se caracterizó por varios implementos que tuvimos que llevar por las niñas, tales como:
Después de todo... Quien dijo que era facil viajar con niños?
Para quienes no saben, Villa Tunari se encuentra en la provincia Chapare, al este de la ciudad de Cochabamba, Bolivia. Es una población increíble, caracterizada por el clima tropical... no por nada es "El trópico cochabambino". Para nosotros, que la mayoría de las veces viajamos al altiplano, este cambio de paisaje fue maravilloso, pues el color que rodeaba la carretera era un verde completamente distinto a algún otro que podemos ver, incluso en la ciudad.
Como siempre nuestro equipaje se caracterizó por varios implementos que tuvimos que llevar por las niñas, tales como:
- 1 par de neumáticos para poder jugar en el agua (aprovechando la inmensa piscina del hotel)
- 1 mochila llena de inflables para la piscina
- 1 paquete de pañales especiales para bebés en la piscina (en este caso llevamos los Huggies de la línea Little Swimmers)
- Merienda variada para el camino (galletitas, papas fritas, pipocas, refresco de canela, etc)
- Leche para Vale
- Un bolso con ropa para las nenas
- Un bolso con nuestra ropa
- Otros accesorios para el viaje, que le encanta llevar a mi marido, por precaución, como un cable, compresor de aire, agua para el radiador, etc
- Bloqueador solar
- Medicinas de toda clase, tanto para niños como para grandes
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Foto de nuestra maletera. Adelante, en el asiento del pasajero, se puede ver la almohada de Belle. Belle y Vale no van a ninguna parte sin sus almohadas... y no las comparten! |
lunes, 17 de octubre de 2011
Quien dijo que era facil viajar con niños? Y por carretera?
Cuando Belle tenía 7 meses de vida, nosotros, jovenes espíritus, que no queríamos dejar de vivir la vida, decidimos que podíamos viajar con ella donde querramos. Así que nos subimos al auto y empezamos un fabuloso viaje por tierra. Como padres primerizos fue algo complicado (escribiré otra entrada sobre est viaje lleno de maravillas), pero quedamos convencidos de que se podía y no habia por qué temer.
Las 8 de la mañana con el hermoso cielo del altiplano |
Luego, 4 años más tarde, cuando había nacido Vale y ya tenía 9 meses pensamos en realizar otro viaje similar. Y nuevamente nos subimos al auto, esta vez 4 personas, con extra equipaje. El viaje consistió en una travesía para conocer el Salar de Uyuni (esta visita merece un post especial, que prometo incluir pronto).
Y bueno, Vale estaba aprendiendo a caminar, así que el paseo se caracterizó por una niña, que a la vez es mas inquieta que su hermana mayor, tratando de ponerse de pie durante la mitad del camino. Éste no era asfaltado, así que la mamá (o sea yo), tenía que hacer malabares para pasar del asiento delantero al trasero de vez en cuando, para preparar la merienda, la leche, revisar el pañal o ayudar a Isabelita con el "baño".
La habitación de nuestro hotel. Todo estaba hecho de adobes de sal |
Belle tiene una fijacion con su almohada, así que nuestro equipaje incluyó su almohada especial, mantitas, 2 paquetes de pañales (no quisimos correr riesgos de quedarnos cortos de ellos, porque cuando Vale usaba un pañal de otra marca, sufría irritaciones), leche en polvo en tarro de 2 kilos (el paseo iba a durar menos de una semana pero nuevamente, no corriamos riesgos). Llevamos también un bolsón exclusivo con la ropa de las niñas. El Salar de uyuni se encuentra en el altiplano, y éste se caracteriza por el frío, así que podíamos abrigar a 4 hijas a la vez con todo el equipaje.
Lo más interesante es que, parte del grupo eran un par de señores, que viajaban solos. En una de las paradas que hicimos durante el viaje, abrieron su maletera: Tenían solamente un bolson pequeño para ambos... no pudimos dejar de reír después de comparar con nuestra maletera, que esta rebalsando, y aún así estabamos seguros de haber olvidado algunas cosas en casa.
Un viaje inolvidable... Fue tan hermoso que volvimos a ir el año siguiente. Las fotos que incluyo son de este segundo viaje.
El increible Salar de Uyuni. El agua de su superficie actuaba como un espejo espectacular y no se sabía donde terminaba el cielo |
La fauna del altiplano. Este paisaje vimos muchas veces durante nuestro viaje. |
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