martes, 25 de octubre de 2011

Combinar trabajo con el hogar

A qué madre trabajadora no le tocó lidiar con la dura realidad de que el tiempo que una pasa con los hijos no es el que una quisiera, hablando en términos de cantidad?

A mí me pasó! Cuando nació mi primera hija me tocó vivir el embarazo mientras trabajaba en una empresa que exigía mucha dedicación y parte de mi tiempo personal (que dejó de serlo). Si bien el salario era satisfactorio, muy pocas veces tenía tiempo de disfrutarlo, pues mis feriados extendidos y otros similares, los pasaba trabajando. En esas situaciones se podía comprobar esas teorías de gestión de talento humano que dicen que no soloun buen salario da satisfacción al personal, sino también la calidad de vida. Y existe un punto en esas situaciones que prefieres que la empresa no te pague "por tu tiempo" sino por tu labor.

Me perdí del primer año de mi hija y con mucho pesar, pero ese tiempo ya pasó, pues cambié de trabajo. No puedo decir que hoy me siento realizada. Sé que me falta mucho por hacer, pero esa pérdida de tiempo fue lo que me hizo pensar que ellas y mi esposo son lo más importante. Y si tengo un hogar feliz, con tiempo de calidad, el resto es llevadero.

No niego que hay días en que quisiera quedarme en casa, sobre todo cuando deben bailar, o cuando están enfermas, pero afortunadamente tengo mi sucursal (mi madrecita), que siempre está ahí para ellas para replicar el amor que no puedo darles yo, personalmente.


Y a quienes creen que el tiempo para sus hijos no es suficiente, no desistan... Nuestro amor de madres es irremplazable.

lunes, 17 de octubre de 2011

Quien dijo que era facil viajar con niños? Y por carretera?

Cuando Belle tenía 7 meses de vida, nosotros, jovenes espíritus, que no queríamos dejar de vivir la vida, decidimos que podíamos viajar con ella donde querramos. Así que nos subimos al auto y empezamos un fabuloso viaje por tierra. Como padres primerizos fue algo complicado (escribiré otra entrada sobre est viaje lleno de maravillas), pero quedamos convencidos de que se podía y no habia por qué temer.

Las 8 de la mañana con el hermoso cielo del altiplano
Luego, 4 años más tarde, cuando había nacido Vale y ya tenía 9 meses pensamos en realizar otro viaje similar. Y nuevamente nos subimos al auto, esta vez 4 personas, con extra equipaje. El viaje consistió en una travesía para conocer el Salar de Uyuni (esta visita merece un post especial, que prometo incluir pronto).

Y bueno, Vale estaba aprendiendo a caminar, así que el paseo se caracterizó por una niña, que a la vez es mas inquieta que su hermana mayor, tratando de ponerse de pie durante la mitad del camino. Éste no era asfaltado, así que la mamá (o sea yo), tenía que hacer malabares para pasar del asiento delantero al trasero de vez en cuando, para preparar la merienda, la leche, revisar el pañal o ayudar a Isabelita con el "baño".

La habitación de nuestro hotel.
Todo estaba hecho de adobes de sal
Belle tiene una fijacion con su almohada, así que nuestro equipaje incluyó su almohada especial, mantitas, 2 paquetes de pañales (no quisimos correr riesgos de quedarnos cortos de ellos, porque cuando Vale usaba un pañal de otra marca, sufría irritaciones), leche en polvo en tarro de 2 kilos (el paseo iba a durar menos de una semana pero nuevamente, no corriamos riesgos). Llevamos también un bolsón exclusivo con la ropa de las niñas. El Salar de uyuni se encuentra en el altiplano, y éste se caracteriza por el frío, así que podíamos abrigar a 4 hijas a la vez con todo el equipaje.

Lo más interesante es que, parte del grupo eran un par de señores, que viajaban solos. En una de las paradas que hicimos durante el viaje, abrieron su maletera: Tenían solamente un bolson pequeño para ambos... no pudimos dejar de reír después de comparar con nuestra maletera, que esta rebalsando, y aún así estabamos seguros de haber olvidado algunas cosas en casa.

Un viaje inolvidable... Fue tan hermoso que volvimos a ir el año siguiente. Las fotos que incluyo son de este segundo viaje.



El increible Salar de Uyuni. El agua de su superficie actuaba como un espejo espectacular y no se sabía donde terminaba el cielo


La fauna del altiplano. Este paisaje vimos muchas veces durante nuestro viaje.


sábado, 15 de octubre de 2011

Cuando una pasa al equipo de las mamás

Hoy me vino la nostalgia de la época del embarazo. Cuando esperaba a mi primera hija, estaba con muchísimo trabajo en la empresa donde trabajaba y me queria morir cuando descubria que eran las 3 de la mañana y no había dormido nada. Llegaba la hora de lenvantarse y yo sentia que acababa de dormirme.


En fin. Durante una de esas noches eternas de insomnio, encontré un pedacito de tela panamá y un puñado de mechillas de colores. Con sumo cuidado saqué aguja y tijeras de mi dormitorio, para no despertar a mi marido, y me fui a la sala a empezar con  mi labor.


Así, empecé a pasar las horas sin sueño, en compañía de mi pequeño retoño Isabel, que se movía en la panza, mientras yo continue con el bordado. Puntos cruz de colores azul, rojo, café, amarillo. Letras en forma de flores o acompañadas de delfines azules. O brujitas, ositos o payasos coloridos, todos pensando en que podrían ser los compañeros de Isabel.


Cerca del final de mi embarazo leí en una revista que me acompañó gran parte de esas noches que el punto cruz es una actividad propia de embarazadas. Y qué acertado comentario! Me siento orgullosa de mis mini trabajos.


Aqui incluyo una pequeña muestra de mis trabajos. Éstos ya tienen 6 años de vida!