viernes, 6 de enero de 2012

Soy despistada!

Hace unos cuandos domingos mi mamá nos contó cómo el papá de una amiga suya (abuelito de un entrañable amigo mío), que tiene más de 100 años, se esfuerza por no olvidar las cosas repitiendo las cosas que debe hacer, como un "check list". Yo me puse a hacer memoria de las veces en que salí de mi casa, segura de dejar todo cerrado, haber echado llave cada puerta, pero tuve que volver corriendo cuando la alarma empezó a sonar como loca porque había dejado una ventana abierta y el viento había hecho volar las cortinas. No me pareció nunca algo terrible... hasta que me puse a pensar: Qué pasará cuando sea mucho más viejita, y empiece a olvidar las cosas.

Y es que soy distraída. y aquí algunos ejemplos:
  • Cuando Belle era bebé (aprox 2 meses o 3), fuimos a almorzar a la casa de mi cuñado. Terminamos de comer y nos volvimos a casa... al poco rato necesitaba darle leche a la bebé y casi muero cuando me di cuenta que la había dejado (la lata entera) en casa de mi cuñado... Belle no lloró ni un poquito porque parecía que sabía de mi desesperación, pero en cuanto llegó mi cuñado con la lata (que según yo pasó una eternidad), empezó a llorar reclamando... ese fue un jalón de orejas y nunca más lelvé toda la lata a los compromisos. Solo llevaba un poco de leche (lo suficiente)
  • Creció Belle, pero aún bebé. Fui al Supermercado con mi hermano. Como no quería andar con la cartera al hombro y la bebé en brazos, estaba solo con la billetera en la mano. Al subir al auto, para irme a la casa, acomodé a mi bebé en el auto y me fui. Cuando llegué a la casa me di cuenta que, para acomodarla había puesto la billetera en el techo del auto (para tener esa mano libre) y había olvidado recogerla DEL TECHO!!!. Por suerte luego del corto viaje a casa, la billetera seguía ahí. En este caso puedo decir que podría volverme a pasar :)
  • Y la más reciente y fresquita: Después de Navidad (el 26), mi cuñado invitó a Belle y Vale, junto a otros 2 primos, al cine. Como yo había llevado únicamente una mochila con pañales, leche y dentro tenía mi billetera y la cámara fotográfica, saqué estas últimas para poder mandar a mis hijas al cine con su tío. Tuve bien presente donde tenía la billetera... pero la cámara... la había perdido de mi memoria. Me hice a la loca (lo confieso), hasta que el 29 nos tocaba alistar las cosas para viajar (tema para otro post) y terminé llorando porque no encontraba la cámara. Más pena me daba por las hermosas fotos que había tomado y que no había bajado a la computadora. Fui al auto, linterna en mano, para buscar en todos los rincones, pero nada; bajo los asientos, nada; en la guantera, nada; en los bolsillos de las puertas, nada; en la maletera (nunca pondría ahi la cámara!!!), nada. Finalmente tuve que viajar sin cámara completamente triste por no poder registrar el viaje con imagenes (creo que tengo alma de paparazzi). Viajamos el viernes... y el domingo encontre la cámara debajo del asiento, al subir al auto después de almorzar.
En fin, supongo que empezaré a tomar más atención. Ya les contaré más sobre mi despiste.

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