Cuando Belle tenía 7 meses de vida, nosotros, jovenes espíritus, que no queríamos dejar de vivir la vida, decidimos que podíamos viajar con ella donde querramos. Así que nos subimos al auto y empezamos un fabuloso viaje por tierra. Como padres primerizos fue algo complicado (escribiré otra entrada sobre est viaje lleno de maravillas), pero quedamos convencidos de que se podía y no habia por qué temer.
Las 8 de la mañana con el hermoso cielo del altiplano |
Luego, 4 años más tarde, cuando había nacido Vale y ya tenía 9 meses pensamos en realizar otro viaje similar. Y nuevamente nos subimos al auto, esta vez 4 personas, con extra equipaje. El viaje consistió en una travesía para conocer el Salar de Uyuni (esta visita merece un post especial, que prometo incluir pronto).
Y bueno, Vale estaba aprendiendo a caminar, así que el paseo se caracterizó por una niña, que a la vez es mas inquieta que su hermana mayor, tratando de ponerse de pie durante la mitad del camino. Éste no era asfaltado, así que la mamá (o sea yo), tenía que hacer malabares para pasar del asiento delantero al trasero de vez en cuando, para preparar la merienda, la leche, revisar el pañal o ayudar a Isabelita con el "baño".
La habitación de nuestro hotel. Todo estaba hecho de adobes de sal |
Belle tiene una fijacion con su almohada, así que nuestro equipaje incluyó su almohada especial, mantitas, 2 paquetes de pañales (no quisimos correr riesgos de quedarnos cortos de ellos, porque cuando Vale usaba un pañal de otra marca, sufría irritaciones), leche en polvo en tarro de 2 kilos (el paseo iba a durar menos de una semana pero nuevamente, no corriamos riesgos). Llevamos también un bolsón exclusivo con la ropa de las niñas. El Salar de uyuni se encuentra en el altiplano, y éste se caracteriza por el frío, así que podíamos abrigar a 4 hijas a la vez con todo el equipaje.
Lo más interesante es que, parte del grupo eran un par de señores, que viajaban solos. En una de las paradas que hicimos durante el viaje, abrieron su maletera: Tenían solamente un bolson pequeño para ambos... no pudimos dejar de reír después de comparar con nuestra maletera, que esta rebalsando, y aún así estabamos seguros de haber olvidado algunas cosas en casa.
Un viaje inolvidable... Fue tan hermoso que volvimos a ir el año siguiente. Las fotos que incluyo son de este segundo viaje.
El increible Salar de Uyuni. El agua de su superficie actuaba como un espejo espectacular y no se sabía donde terminaba el cielo |
La fauna del altiplano. Este paisaje vimos muchas veces durante nuestro viaje. |
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